Apoyé desde el 71 (con la fundación
del Comité de Base de
Legionarios) la creación del
Frente Amplio, coalición que sigo aún
votando y que apoyo con mi cuota y
también (como ahora) con críticas.
Creo que el problema no es Tabaré ni
Mujica u otros dirigentes específicos. El
problema es el Frente. Éste, ya no es
“izquierda”, sino “centro izquierda”.
Naturalmente que por responsabilidad
principal de los dirigentes de la coalición.
Hace mucho que se ha señalado
que, al postergar y luego ignorar a los
Comités de Base, la dirección del Frente
se aisló y abandonó casi totalmente la
orientación movilizadora y participativa.
Luego, otro factor afectó también negativamente:
los cargos “de confi anza”
en el Estado, considerados necesarios
para ejecutar el programa, en muchos
casos recayeron en militantes con poca
formación y a medida que la iban adquiriendo
constituyeron una especie de
“correa de transmisión” para el período
de gobierno siguiente. Junto a las difi -
cultades que la sociedad de competencia
ofrece a los propósitos de la izquierda,
todos esos factores incidieron en el
proceso de derechización.
Si tomamos la política internacional,
cabe recordar que antaño, el Frente
rechazaba el imperialismo norteamericano.
Hoy, hemos recibido – por
razones humanitarias – como refugiados,
a un puñado de los centenares
de torturados de Guantánamo, (base
usurpada desde 1898) , sin siquiera una
excusa del gobierno norteamericano
por haber violado todas las normas del
derecho internacional en materia de
derechos humanos. Le dimos una mano
a Obama para disimular el incumplimiento
de su compromiso de devolver
Guantánamo, haciéndonos cómplices,
(por el silencio) al no denunciar las condiciones
en que están los presos que
quedan (sin jueces, sin abogados, bajo
torturas, en una base militar usurpada).
El imperialismo norteamericano tiene
ahora tiene una dimensión universal,
militar y política. Estados Unidos posee
casi el 50 % del poderío militar de todo
el planeta. Dispone de 11 portaaviones
(Rusia, Gran Bretaña, Francia y China
tienen 1 c/u) y similares superioridades
bélicas en otros aspectos. Pero desde
el surgimiento del Frente Amplio en
1971 apareció otro fenómeno, en el
escenario internacional, menos visible:
un imperialismo económico-fi nanciero,
relativamente asociado al imperialismo
norteamericano en términos geopolíticos,
y más operativo en las bolsas
y otros centros de conducción de la
economía global. Este imperialismo
se manifi esta en las monedas internacionales,
en los créditos y en la conducción
de las economías nacionales,
dispuesta cada día más por consorcios
multinacionales.
Tanto el imperialismo norteamericano
como el imperialismo económico-fi -
nanciero comparten, desde los atentados
del 11 de setiembre de 2001, un
slogan muy útil en la lucha ideológica:
el combate al terrorismo internacional.
Mientras existía la URSS (hasta 1989)
el slogan era el comunismo. Desde el
2001, el terrorismo (fi nanciado por gobiernos
despóticos amigos de Estados
Unidos), lo suplantó.
Estos centros mundiales de poder procuran
dirigir a todo el planeta, y ejercen
presiones sobre todos los gobiernos
y sobre la opinión pública.
El gobierno uruguayo, conducido por
el Frente Amplio, al comprobar la dimensión
minúscula que tiene nuestro
país en el concierto mundial, se adaptó
como pudo a las indudables presiones
recibidas, sin denunciarlas. Y éste es,
precisamente, el problema. Una cosa
es no poder hacer frente a presiones
externas muy superiores, y otra cosa es
no denunciarlas. Para lograr una elevación
del nivel de conciencia política de
un país, es preciso informar y capacitar
a su población.
POLÍTICA NACIONAL
Mencionaré un solo tema: se comienza
a hablar de reforma constitucional
y varios dirigentes del MPP avanzaron
ideas sobre el concepto de propiedad.
Según mi impresión, estos avances son
más de sondeo respecto al clima de la
coalición que verdaderas propuestas.
Pero justamente aquí está el meollo de
la posibilidad de un giro a la izquierda:
desacralizando el concepto de propiedad
privada.
Y estableciendo, en lugar del derecho
de propiedad, el derecho al uso de bienes
y servicios, (limitado también por la
ley) en benefi cio del interés general de
la humanidad.
Y en lugar del principio de compensación
monetaria, (como dice el actual
art.32 de la Constitución para el caso
de expropiación) el de compensación
solidaria, por motivo geográfi co, biológico,
generacional, sexual y familiar
en todos los casos en los que el actual
sistema de competencia no pueda ser
suplantado en forma inmediata por un
sistema de emulación.
Para reclamarse de ser izquierda hay
que programar una sociedad más solidaria.
Semanario "Voces" 9 de julio de 2015
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